A medida que los curso académicos van avanzando las tareas de estudio y las exigencias académicas aumentan, lo que puede provocar que algunos alumnos que hasta ahora no habían experimentado ningún tipo de dificultad en su rendimiento escolar, puedan empezar a sufrir dificultades para resolver eficazmente las exigencias escolares, especialmente en los cambios de etapa, cuando se inicia la ESO o Bachillerato. Los cambios en las metodologías de enseñanza y la necesidad creciente de una mayor autonomía en los procesos de aprendizaje pueden llevar a algunos alumnos a mostrarse ineficaces a la hora de resolver las demandas escolares.
Frente estos casos, en el caso de que no haya ningún trastorno de aprendizaje no diagnosticado o encubierto durante las etapas anteriores, potenciar la adquisición de técnicas de estudio y mejorar los procesos de planificación pueden permitir a los alumnos volver a presentar un rendimiento académico adecuado, al tiempo que puede ser necesario reforzar algunas habilidades instrumentales básicas como la comprensión lectora o la expresión escrita.
Algunos síntomas que nos pueden hacer pensar en una falta de estrategias de estudio podrían ser los siguientes:
Elevada dedicación horaria y escasos resultados escolares
Bajo rendimiento en los exámenes a pesar de haber estudiado convenientemente
Falta de comprensión de contenidos de estudio
Dificultades en la gestión del tiempo
Falta de tiempo para terminar las tareas escolares
Acumular tareas sin terminar o no realizar la entrega de estas cuando corresponde
No estar al corriente de las tareas y exámenes a realizar
Falta de organización para completar las tareas exigidas