Insomnio
Dormir es una función que para la mayoría de personas es un hecho normal, pero existen millones de personas que padecen insomnio, por causas y motivos diversos. Se presenta prácticamente en todos los grupos de edad, pero a medida que avanza la edad se hace más notable.
El insomnio es un trastorno del sueño que consiste en la imposibilidad para iniciar o mantener el sueño, o de conseguir una duración y calidad de sueño adecuada para restaurar la energía y el estado de vigilia normal. Concretamente, los manuales de psiquiatría requieren para su diagnóstico que la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o no tener un sueño reparador, dure al menos un mes y que, además, se acompañe de una fatiga diurna, sensación de malestar personal significativo y deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad personal.
El insomnio es una patología muy común en la población general, se estima que un 50% de los adultos sufren insomnio en algún momento, de un 25 a un 35% ha sufrido un insomnio ocasional o transitorio en situaciones estresantes y entre un 10 y 15% padece insomnio crónico.
Numerosas investigaciones lo determinan como un síntoma de un trastorno subyacente más que una enfermedad en sí misma. Por ese motivo, es necesario diferenciar entre el insomnio primario (insomnio per se) y el secundario, asociado a problemas médicos y/o psicológicos. El primario se asocia a causas como un estilo de personalidad ansioso y perfeccionista, tensión elevada en el momento de tener que iniciar el sueño, ansiedad frente al intento de controlar el ciclo de sueño y vigilia o aparición de pensamientos relacionados con la preocupación por no dormir y sus efectos posibles en el desempeño diario. Por otro lado, el insomnio secundario se asocia generalmente a trastornos como el estrés, depresión, apneas, ansiedad, etc.
El sueño cumple diversas funciones fisiológicas necesarias para la salud de las personas, por lo que existe una estrecha relación entre una persona sana y un sueño normal. Entre diversas funciones, está la de restaurar la homeostasis del Sistema Nervioso Central y del resto de tejidos, el almacenamiento y conservación de datos en la memoria y el restablecimiento de los almacenes de energía celular. Se ha demostrado que la presencia del insomnio por un tiempo prolongado provoca consecuencias negativas en la calidad de vida y, en particular, se asocia con un peor rendimiento de la persona, cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, disminución de la activación durante el día, mayor probabilidad de tener accidentes y mayor probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión, así como también afectaciones físicas tales como debilitación del sistema inmunitario e incremento de la presión arterial, entre otras.
Teniendo presente las múltiples consecuencias que puede comportar el insomnio, es importante consultar con un profesional de la salud para establecer unas pautas de tratamiento para su mejora.
En Psicología, la terapia Cognitivo-Conductual ayuda a modificar acciones o pensamientos que dañan la habilidad para dormir bien y contribuye a desarrollar hábitos para tener un patrón de sueño saludable. Actualmente, es la psicoterapia con mayor evidencia científica de efectividad, especialmente en insomnio crónico, por lo que supone una mejora en la calidad de vida de las personas que padecen trastornos del sueño.
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