Métodos prácticos para ser asertivo
¿Por qué es importante ser asertivo cuando nos comunicamos con los demás?
La comunicación es el proceso más importante de la interacción humana, ya que, mediante la comunicación, expresamos nuestras ideas y sentimientos, experiencias hacia los demás. Expresar lo que se siente, se cree o se necesita, sin ofender a las otras personas, abre posibilidades de diálogo y fomenta un buen vínculo relacional. Por ese motivo, ser asertivos nos permite comunicarnos de manera directa, evitando los malos entendidos.
El sentirnos bien con nosotros mismos implica autoestima, control sobre nuestro ambiente, autosatisfacción, autoconfianza y una imagen positiva de uno mismo. Una conducta asertiva comporta creer en nosotros, valorarnos como seres humanos, nos proporciona seguridad a la hora de enfrentarnos a situaciones difíciles y nos permite conocernos mejor, tanto nuestros recursos como nuestras limitaciones. Del mismo modo, una persona asertiva se siente libre de manifestarse como es, se puede comunicar con personas de cualquier nivel (extraños, amigos o familia), trabaja para alcanzar sus objetivos y se respeta a sí misma.
¿Qué situaciones sociales requieren una respuesta asertiva?
Existen situaciones sociales en las que se requiere una respuesta asertiva, para defender nuestra propia opinión, postura, creencia o sentimiento sin ser agredido ni agredir a los demás, de modo que no impongamos nuestro propio criterio o, por el contrario, que aceptemos todo lo que nos dicen o proponen. Por ejemplo, hacer o rechazar una petición, solicitar ayuda o un cambio de conducta que resulta molesta, mostrar un desacuerdo, hacer o recibir una crítica o formular un elogio, son situaciones que requieren el respeto por uno mismo, el respeto hacia los demás, ser directo, honesto, apropiado, saber qué decir y escuchar, ser positivo, controlar nuestras emociones y gestionar el lenguaje no verbal.
Es importante defender nuestros derechos de manera asertiva, ya que debemos considerar nuestras propias necesidades, cambiar de opinión si se requiere, expresar nuestras propias ideas y sentimientos, decir que no a una petición sin sentirnos culpables, debemos ser tratados con respeto, aceptar nuestros propios errores, establecer nuestras prioridades, sentirnos bien y respetar y hacer respetar nuestra privacidad.
¿Cómo debemos responder a dichas situaciones?
Debemos diferenciar la respuesta asertiva positiva de la respuesta asertiva negativa. En referencia a la primera, podemos incluir conductas tales como dar y recibir halagos (“Te queda muy bien esta chaqueta”, “Me gusta como has decorado el comedor”), ser capaz de hacer cumplidos a los demás (“Te felicito por tu exposición”, “Hace falta mucho valor para hacer esto”), o expresar afecto positivo (“Te quiero”, “Me gustas”). Por otro lado, dentro de la respuesta asertiva negativa podemos incluir conductas como saber decir que no (“No me apetece ir hoy a cenar”, “Lo siento, pero no me gusta dejar mi coche a los demás”), expresar sentimientos negativos (“Me duele mucho cuando me contestas de este modo”, “Estoy decepcionado”), admitir críticas (“Hablemos de lo que te ha molestado”), pedir cambios a alguien (“Me gustaría que me miraras cuando te hablo”), o expresar las propias opiniones (“Personalmente no creo que esto vaya a funcionar”, “No creo que exista un Dios”).
La importancia de la concordancia entre el lenguaje verbal y no verbal
Una respuesta asertiva adecuada requiere manejar de forma adecuada el lenguaje verbal, así como también el no verbal.
Es importante hablar de forma clara y concisa y cuidar la entonación de la voz para transmitir lo que pensamos, sentimos o creemos. Del mismo modo, debemos utilizar las expresiones corporales apropiadas para la situación comunicativa, además de la apariencia física, la ropa, el peinado o los gestos. Si el lenguaje no verbal o corporal no es congruente con el lenguaje verbal, el mensaje perderá su eficacia y el receptor no le prestará la misma atención.
El lenguaje corporal asertivo refleja a una persona segura de sí misma. Es adecuado tener una postura, las manos y los brazos relajados, evitar la tensión muscular en el rostro y mantener el contacto visual con el interlocutor. Por el contrario, detalles como tener los puños apretados, las manos en la cintura o los brazos cruzados demuestran ira o enfado y, una mirada penetrante, puede ser interpretada como un gesto agresivo.
Técnicas asertivas
Existen técnicas asertivas que nos permiten manejar situaciones comprometidas o difíciles.
1. La técnica del disco roto consiste en repetir el mismo punto de vista de manera reiterada, con tranquilidad, sin discutir con la otra persona. Por ejemplo, si una persona quiere convencernos de que su criterio es el mejor, podríamos responder “lo entiendo, pero yo no lo hago”, cada vez que esta persona intente imponernos su opinión. Con esta técnica se le da la razón en ciertos aspectos a la otra persona, pero se insiste en repetir su argumento una y otra vez hasta que ésta queda convencida o, por lo menos, se da cuenta de que no va a lograr nada más con sus ataques.
2. La técnica desarmante (o banco de niebla), se basa en dar la razón a la persona en lo que se considere puede haber de cierto en sus críticas, pero negándose, a la vez, a entrar en mayores discusiones. Así, se dará un aparente ceder el terreno, sin cederlo realmente, ya que, en el fondo, se deja claro que no se va a cambiar de postura. Se demuestra que se cambiará si se cree conveniente, pero no porque la otra persona se empeñe en ello. Para esta técnica, es muy importante controlar el tono de voz en el que se emite la respuesta, ya que si se dice de forma dura y tajante o excesivamente despreciativa, puede suscitar agresividad en el interlocutor. El tono debe de ser tranquilo y hasta ligeramente reflexivo, como meditando las palabras que nos dice el otro. Por ejemplo:
– Tú tienes la culpa de que no entregáramos el trabajo, como siempre.
– Sí, es posible que tengas razón.
– Claro, siempre tienes otras cosas más importantes que hacer.
– Sí, puede ser que me ocurra esto.
– Pues estoy harto de que siempre ocurra lo mismo.
– Cierto, ha sucedido alguna vez.
3. La técnica del aplazamiento asertivo consiste en aplazar la respuesta que le vayamos a dar a la otra persona hasta que nos sintamos más tranquilos y capaces de responder correctamente. Esta respuesta es muy útil para personas indecisas y que no saben qué decir en que nos se sienten abrumadas por una situación. Si nos fijamos en el ejemplo anterior, “Tú tienes la culpa de que no entregáramos el trabajo, como siempre”, podríamos contestar “Mira, es un tema muy polémico entre nosotros. Si te parece, lo dejamos ahora, ya que no es el momento. Lo hablamos con calma mañana ¿vale?”.
Estas son un ejemplo de técnicas asertivas que se pueden emplear en una situación comunicativa. Es importante tener en cuenta que la asertividad no es innata, sino que es una habilidad social que se puede aprender con la práctica. En la terapia cognitiva-conductual se trabaja el entrenamiento en comunicación asertiva, cuyo objetivo es que el paciente pueda enfrentarse a las situaciones temidas, exprese verbalmente su mensaje y pueda defender sus pensamientos, creencias y sentimientos.
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